“En el imaginario del consumidor agroalimentario, hay que romper el paradigma de que lo natural es lo simple”

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“En el imaginario del consumidor agroalimentario, hay que romper el paradigma de que lo natural es lo simple”

Aprovechando la próxima celebración del Primer Salón de la Agricultura y la Ganadería de España (ExpoSAGRIS), contamos en nuestro Ciclo ‘Voces del Sector’ con la siempre interesante participación de César Marcos Cabañas, coordinador y responsable de comunicación de ALAS.

César Marcos Cabañas cuenta con una trayectoria profesional de más de 20 años como periodista especializado en el sector agroalimentario, en la que ha desempeñado múltiples roles en medios nacionales tanto del ámbito técnico como generalista, entre los que es preciso destacar, por citar solo algunos ejemplos, TVE, Onda Cero, El Mundo, El Economista o La Razón, así como en medios internacionales como la radio pública alemana.

Asimismo, en el ámbito institucional y organizativo, César Marcos ha ocupado responsabilidades de comunicación con una especial relevancia, ejerciendo de responsable de comunicación de la Red Rural Nacional del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Actualmente ejerce su labor como coordinador y responsable de comunicación de ALAS (Alianza por una Agricultura Sostenible), entidad que agrupa a las organizaciones más representativas de los sectores agrario y agroalimentario, como ASAJA, COAG, UPA, Cooperativas Agroalimentarias, FEPEX y AEAC.SV.

En este sentido, su labor incluye la difusión pública de los valores de una agricultura sostenible y productiva, la interlocución con organismos públicos, la organización de eventos y debates, y la construcción de la imagen pública de la alianza.

Por todo ello, y con motivo de la organización por parte de ALAS del Primer Salón de la Agricultura y la Ganadería de EspañaExpoSAGRIS, que tendrá lugar entre los días 6 y 8 de noviembre en IFEMA Madrid, consideramos más que relevante su participación y sus siempre interesantes aportaciones en nuestro Ciclo ‘Voces del Sector’.

 

PREGUNTA: César, a partir de tu experiencia como coordinador y responsable de comunicación de ALAS, ¿cómo valoras la capacidad comunicativa actual del sector agrícola y agroalimentario en nuestro país?

RESPUESTA: Para dar respuesta a esta pregunta hay que tener en cuenta que la comunicación veraz y que se atiene a la capacidad de un sector, su estructura, su innovación o su visión de futuro se ciñe a la realidad de ese sector.

En base a esta reflexión, el sector agroalimentario en España se caracteriza por ser muy atomizado, incluso en lo que se refiere a la cadena agroalimentaria, y, como tal, su capacidad comunicativa es potente, pero está condicionada por esa automatización: es poco estructurada, defiende unos intereses concretos frente a otro eslabón y no llega a alcanzar lo que podríamos llamar una ‘visión de cadena’, es decir, un mensaje unívoco y conjunto de todos los eslabones participantes.

En este sentido, ALAS tiene esa ‘visión de cadena agroalimentaria’, pero es muy difícil, en la práctica, que esa capacidad sea armónica o, al menos, equilibrada.

Vivimos tiempos de concentración en todos los niveles, y yo creo que la capacidad comunicativa del sector tendría que tener esa visión en lo referente a la centralización de los mensajes, sobre todo porque hay que competir, y competir no solo desde la producción y la industria o la distribución. Hay que competir con mercados exteriores.

Por lo tanto, sería necesario que todos los eslabones de la cadena se sentaran, lanzaran mensajes comunes hasta donde pueden llegar, sin herir a los otros, y así construir de cara a la ciudadanía una voz única que consiga elevar la reputación que merece el sector.

 

P: ¿En qué aspectos considerarías necesario incidir para posicionar nuestra agricultura en el lugar que merece?

R: Un aspecto fundamental reside en que el ciudadano perciba, de verdad, que nuestro sector agroalimentario es el segundo en aportación al PIB, o que el año pasado fue el primer sector económico con superávit en la balanza comercial.

Eso debe ser percibido por el consumidor. Hablamos de las ‘cosas del comer’ y ese relato que ha sido ocupado tradicionalmente por determinados intereses obstaculiza que, al final, la producción europea, sobre la que se rige la agricultura, la ganadería, la industria, etc. no está bien reflejada en el imaginario del sector.

Cuando hablamos de un invernadero a una persona de la calle, y le explicas cómo es un invernadero, empieza a fruncir el ceño. Hay que explicarle bien que lo que está haciendo el ser humano, desde que dejó de recolectar y comenzó a cultivar, es adaptarse y emular la naturaleza.

Por lo tanto, hay que romper el paradigma de que lo natural es lo simple. Eso no es lo natural, sino la adaptación que ha llevado a cabo la agricultura y la ganadería en cuanto a variedades, en cuanto a paisajes… La dehesa, por ejemplo, es una transformación del bosque propio de la Península Ibérica, a través del uso conjunto de los árboles, de la masa forestal, con la agricultura, con el pastoreo, etcétera.

Hay que empezar a trasladarle que lo natural no es lo que se sirve sobre una mesa de madera gruesa o que el tomate se coge con una cestita. Lo natural es la adaptación de los agricultores a lo que ha hecho la naturaleza a lo largo de los siglos, para garantizar una seguridad y calidad alimentaria que actualmente no se percibe por parte de la sociedad en su conjunto.

Ese es el principal aspecto sobre el que se debería incidir. Todo lo que comemos es sano. Todo lo que comemos es saludable y la diferenciación va un poco en la visión ética que tengas, pero, igual que un coche anda y te sirve para desplazarte, la alimentación procedente de la agricultura y la ganadería es segura y responde con creces, en sus parámetros generales, a unos elevados niveles de calidad en Europa.

 

P: ¿Qué supone para ALAS organizar un evento sectorial de primer nivel como ExpoSAGRIS?

R: ALAS es fruto del consenso de los agricultores, de los productores, de los ganaderos, de los exportadores y de los miembros de la comunidad científica. Por lo tanto, el reto debía venir y ser asumido por ALAS como exponente de este consenso.

ExpoSAGRIS es un evento con una alta complejidad para su organización y desarrollo, pero se ha logrado en esta primera edición que tendrá lugar próximamente, porque pasa por ser el primer salón reputacional de agricultura y ganadería en España.

Pretendemos inspirarnos en lo que ha hecho Francia a lo largo de los años y décadas pasadas, e intentar que este Salón sea el termómetro por el que se rigen todas las acciones de difusión de comunicación, de transmisión de conocimiento, de impulsar el relevo generacional, y no solo en la producción, sino en la industria y la distribución alimentaria.

Por lo tanto, es un reto sumamente delicado, pero que asumimos con mucha ilusión, y por fin podemos decir que la primera edición de este Salón va a ser muy representativa, al estar en manos de aquellas organizaciones que más se han esforzado y más quieren estar a la vanguardia y, por tanto, invitamos a todos aquellos que estén interesados en estos ámbitos a que no lo duden y acudan a este evento.

 

P: ¿Qué metas percibes como fundamentales en el desarrollo del Primer Salón de la Agricultura y Ganadería entre los días 6 y 8 de noviembre en IFEMA?

R: La primera meta, aunque pueda parecer paradójico, es conseguir que tenga lugar un salón de este tipo, que no es nada fácil, y sobre todo reunir a aquellos sectores dentro de nuestro sector macroalimentario a los que más les interesa estar cerca del consumidor, porque esa es la apuesta.

Estar cerca del consumidor no solo es vender productos, sino situarse para que, en su imaginario, como he comentado antes, perciban que los agricultores no son esos filántropos que se dedican a cultivar o esos ganaderos generosos que se dedican a criar animales para que luego puedan consumir carne, productos lácteos o huevos.

Los agricultores y ganaderos son empresarios que buscan una sostenibilidad económica, ya que sin tener beneficios y sin posibilidades de salir adelante no podrá tener sentido abordar el resto de desafíos, como es la protección del medio ambiente y el medio social o rural.

Creo que un gran número de consumidores perciben que los agricultores y ganaderos están en una cueva y solo salen para protestar cuando piden ayudas.

Hay que mostrar lo que están haciendo, incluso en muchos casos a la vanguardia y superando a otros sectores económicos en innovación, y ese es el principal reto que nos hemos marcado: salir de la cueva para afrontar un proyecto como este, para mostrarse y atraer a todo tipo de público.

Vamos a garantizar la asistencia y participación de una cantidad importante de estudiantes de primaria y secundaria, además de jóvenes que están cursando Formación Profesional para decirles a otros jóvenes “oye, esta es una profesión de futuro”.

De la misma forma, van a venir universitarios agrónomos, agrícolas y veterinarios que les van a contar al resto de universitarios que estas son carreras con un enorme potencial, y, en resumen, esta es la principal meta que queremos conseguir en esta primera edición, sacar la cabeza, para poder hablar y mostrarse a la sociedad, dejando para futuras ediciones otras estrategias de comunicación, porque esta es, en el fondo, una gran herramienta de comunicación.

 

P: Para finalizar, ¿cuál es tu percepción personal acerca del presente y de las expectativas de futuro del sector agrícola en nuestro país?

R: Para esta última pregunta me gustaría ponerme la camiseta de periodista y observador, y no tanto como coordinador de comunicación de ALAS.

Mi visión como periodista, y también como ciudadano, es que el sector agrícola de nuestro país vive un proceso de transformación que va a ser exponencial en las próximas décadas.

Primero de transformación en la innovación, desde la semilla hasta prácticamente la poscosecha. Una innovación que requiere mucho esfuerzo económico, además de mucho conocimiento, y eso solo está al alcance de inversores.

El agricultor medio y familiar, aunque hay una agricultura familiar muy innovadora y con un potencial económico importante, suele asociarse a un perfil muy envejecido o envejecido a punto de jubilarse, y que está preso dentro de un posible cambio del paradigma.

Esto se está viendo cuando uno recorre surcando, por ejemplo, el Tajo o el Guadiana, y observa esa paulatina transformación de grandes fincas con la incorporación de cultivos como el olivar en seto o el almendro en seto, o los nuevos cultivos como el pistacho, donde las explotaciones ya están muy monitorizadas y donde solo se consume el agua y la protección y nutrición vegetal que estrictamente necesita la planta.

Esa es la transformación que vamos a vivir cada vez más: la de un agricultor cada vez más escaso en número, muy posiblemente muy joven y muy preparado, y sobre todo mucha inversión enfocada en esas explotaciones a la consecución de una rentabilidad que les permita poder competir fuera.

Creo que nos hace falta en el sector agroalimentario, y me incluyo como observador y periodista, la consolidación de una posición común, al igual que en las explotaciones se está tendiendo a un efecto de concentración.

Tener claro que, unidos los eslabones, vamos a competir mejor en los mercados. Si cada uno hace lo que cree conveniente hacer al mirar a su consumidor, no de proximidad sino también de fuera de nuestras fronteras, y detecta oportunidades, si va de la mano de los otros eslabones de la cadena va a ser más fácil competir.

Ir por libre ya no sirve, es muy complicado. Estamos en un proceso de transformación digital que a todos nos va a llevar por delante y transformarnos o subirnos, mientras que, al resto, a aquellos que no consigan adaptarse, los dejará en la cuneta lamentablemente.

La agricultura y la ganadería en nuestro país va hacia unos espacios de futuro antes insospechados, hace veinte o treinta años atrás, y es un proceso en el que, o miras hacia lo digital y hacia una rentabilidad y una captura de mercado importante y una visión de cadena conjunta, o existirá un gran riesgo de quedarse atrás.